Reseña de «The Canvas Of Confusion» de THE DOWNSPIRAL TO HELL

8 out of 10 stars (8 / 10)
Un duro hueso de roer nos encontramos hoy con éste The Canvas Of Confusion, cuarto trabajo de los maños de adopción The Downspiral to Hell.
Los hermanos Miranda se han sacado de la manga, tras cinco años de silencio desde su anterior trabajo, una colección de lienzos que van a necesitar de toda nuestra atención para poder llegar siquiera a acercarnos a ellos.
Y es que, como reza la máxima, menos es más.
Y en los escasos cuarenta minutos de duración de su último trabajo, mano a mano, han logrado crear un mundo paralelo de sonidos envolventes, agónicos pasajes y desolación, capa a capa, trazo a trazo, que muchos otros grupos más numerosos en integrantes desearían lograr.
Todo el plástico está inspirado en diversos cuadros y pinturas que a lo largo del tiempo han mostrado los momentos más tenebrosos y perturbadores de la humanidad, y que han servido a los dos hermanos para, tras pasar por su filtro, ofrecernos ocho temas con los que saciar nuestro lado más oscuro.
No te acerques a ellos de pasada, o muchos de sus detalles y pinceladas se te pasarán por alto.
Rotten rompe el hielo, inspirada en la obra Deterioro de la Mente Humana, del austriaco Otto Rapp.
Un riffs machacón de guitarra nos acompaña durante todo el tema, sirviendo de base para que la batería sea la protagonista llevando el tempo del tema.
Magnífico juego de voces el que se marcan José L. y Antonio.
A los menos acostumbrados al extremo, a primera escucha nos puede causar rechazo algunos fragmentos con voces guturales llevadas casi al límite del pig squeal, pero viendo el tema en su conjunto, es la mezcla de colores que necesitaba la obra.
Cada detalle en su justa medida, envuelto en infinidad de capas que rematan la obra, y que a cada nueva escucha vas descubriendo.
Multitud de capas y pinceladas cómo podemos encontrar en Decadence Yearning, con guiños industriales en segundo plano que te mantienen en tensión durante todo el tema, trasladándonos en sus escasos tres minutos toda la angustia de vivir en primera persona un bombardeo aéreo.
Un ambiente cinematográfico muy bien logrado nos encontramos en la espesa Icon Of Brutality, con unos teclados de fondo que sirven de base para que las guitarras distorsionadas y el juego de voces rasgadas nos sumerjan de nuevo en la oscuridad.
Voces esta vez más agresivas si cabe, para perfilar un zarpazo desgarrador.
El tema más extenso del trabajo, The Wandering Sailor es un juego donde los dos hermanos dan rienda suelta a su imaginación, maridando Death, industrial, Black y hasta pinceladas hip hip, dejando claro que no les tiembla el pulso a la hora de crear y plasmar sus inquietudes.
El tratamiento que dan en este tema a las voces y el parón a mitad del tema, jugando con los silencios, logran crear la atmósfera de terror y angustia que te obligará a darle otra escucha, sin duda.
Pasamos el ecuador del trabajo y damos con Angst, black metal a caballo de una atronadora batería que no cesa durante todo el corto y demoledor tema, dejando que las guitarras dibujen bonitos pasajes cuando la dureza de la pegada les da ocasión.
Delicioso caos el que encontramos en An Absence Of Simmetry, donde los continuos cambios de ritmo, sonidos metálicos de fondo y juegos de voces te llevan de un lado al otro del tema sin remisión.
Tras varias escuchas, y no han sido pocas, siempre descubres algún pequeño detalle que hasta entonces te había pasado desapercibido.
Mal trabajo para tenerlo de fondo mientras pasas el aspirador, compañer@,…
Llegamos a la recta final de nuestro viaje con la inquietante Devouring Obscurity, en la que el trabajo en retaguardia de los sintetizadores vuelve a ser espectacular, algo que empieza a no ser ya una novedad en este disco.
Y como golpe final, los hermanos Miranda nos tienen preparada la guinda titulada Grief.
Pinceladas fúnebres que nos acercarían a unos Pink Floyd pasados por el tamiz más extremo y abrasador, salpicados de toques arábigos y sus característicos detalles industriales.
El tema menos extremo del trabajo, pero a la vez, el más hipnótico y jazzístico.
Una joya, colocada al final, tras una buena ración de agresividad, que entra como un tiro y nos deja con ganas de más, de mucho más.
Como hemos empezado la reseña, hueso duro de roer este The Canvas Of Confusion.
No intentes acercarte a él con miedos o prejuicios, porque no pasarás del tercer corte.
Hazte un favor, reserva una hora de tu ajetreada vida, aíslate, abre la mente y…
Ya será tarde para volver atrás.
Redacción: Carlos G. Citoler

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *