Crónica THE JOKERS en el Pub Zeta de Binéfar

«Lo que no me explico es que, ¿si no nos sabíamos ni uno de sus temas, cómo es que hemos acabado todos coreando sus canciones? Menuda paliza se han dado, no me extraña que hayan acabado empapados en sudor. ¿Y quien me dices que eran estos? Te juro que me suenan de escucharlos por la radio, en la emisora esa que a veces pillas en el coche, esa que pone los temas buenos de Rock, no los rugidos que escuchas últimamente…»

Lo mejor sería cerrar aquí la crónica del concierto de esta noche de The Jokers en la Sala Zeta de Binéfar, con estas palabras de mi chica, a la salida de la sala. Y es que poco más se puede añadir, ni decir más con menos palabras.

The Jokers visitaba la ciudad, en la fecha libre que tenían entre las actuaciones de Zaragoza y Lleida (punto para el amigo Borja de la Zeta, o para el padre de la idea de traerlos esta noche), en lo que es el tercer concierto de su gira española, pre-presentando lo que será su cuarto trabajo, Rock and Roll Bones, que saldrá editado el próximo 4 de noviembre.

Bajón tras la vuelta de vacaciones; sala que no tienes controlada; semana de bochorno sofocante y lluvias que no logran refrescar el ambiente; grupo asentado en su país, pero, por ahora, poco reconocido en la piel de toro; inicio del bolo a unas horas en las que normalmente ya estás por el tercer sueño,.. Todo invitaba a pasarse por la Sala Zeta y disfrutar del cuarteto de Liverpool, y así lo hicimos.

A la hora acordada asaltan el escenario Wane, Tom y los dos Paul, sin presentación ni parafernalia ninguna, y es que su actuación ya se ocuparía de hacernos recordar a partir de esta noche sus nombres y el de la banda.

You ‘re Gone, perteneciente a su próximo trabajo, es la encargada de abrir fuego. Abrir un concierto ante un público desconocido, con un tema nuevo, que si no me equivoco no ha sido ni siquiera uno de los adelantos que se han podido escuchar en redes, es de tenerlos más grandes que el caballo de Espartero. Pero funciona. Y vaya si funciona.

Primer golpe y nos tienen en su bolsillo, a su merced. Tema a tema fueron repasando su discografía, continuando con la dupla Dr. Rock HeadVibe, que tan bien les funciona en directo.

Salieron a por todas y desde el saludo inicial dejaron claro que no nos querían de figuras decorativas, que al público nos iba a tocar currar también de lo lindo, como prometían hacerlo el cuarteto. Wane nos exprimía las gargantas pidiéndonos las réplicas a sus estribillos, y el bueno de Paul a las seis cuerdas hizo más kilómetros entre el público, guitarra en ristre, dejándose la piel por contagiar al respetable, que los que les queda de gira española. Quedaba claro que habían llegado a la Villa con la firme intención de grabar el nombre de The Jokers en la memoria rockera de Binéfar, y por ellos no iba a quedar.

Slap Back sería el segundo tema nuevo de la noche, y a falta de un par de meses para la salida del trabajo, el cuarteto ya nos estaba poniendo los dientes largos.

Y para continuar, Cold Heart, también incluido en un disco que ya está tardando en salir. La magia de la música, conseguir que hagas tuya una canción sin haberla escuchado previamente, solo con las ganas de quién te la entrega y la calidad de la misma. No hay más, no hace falta nada más.

Aromas a los hermanos Young inundaron la sala cuando Let It Rock empezó a sonar. Y es que, durante la noche, la mezcla de aromas añejos, de los mejores Purple o Whitesnake, combinados con sabores Zeppelinianos y un sin fin de texturas nos hicieron la boca agua a los afortunados que acudimos aquella noche a la Zeta. Lo grande de estos maestros cocineros es que, sin inventar ningún ingrediente, nos presentan unos platos a cada cual mejor, sin necesidad de copiar a ningún otro chef. Y para eso, hay que tener muy buen gusto y saber hacerlo. Si es que mi chica lo ha clavado en su crónica,…

Y como muestra, Water on Fire, otro adelanto más de su próximo trabajo, que mientras te la están presentando, piensas, esto lo tengo yo oído, pero no; me suena, pero no,… Y me gusta!!! Mismos ingredientes de toda la vida, combinados de manera exquisita.

Seguían cayendo novedades, como Walk Througt The Door y el ambiente seguía caldeándose, con el respetable ya en manos de Wane, que tiraba de nuestras gargantas hasta límites insospechados, y marcados muy de cerca por Paul y sus escapadas al fondo de la sala para animar al personal. Te puede gustar más o menos el estilo, sus canciones, pero negar que los de Liverpool lo dieron todo sería un delito.

Rockerman y Rock and Roll is Alive se convierten en oraciones y creemos a pies juntillas en la relación de estos nuevos mesías con aroma a clásicos, llevándonos a tocar el ácido Angel con nuestras propias manos. Música celestial para nuestros oídos.

Snake Oil Devil nos devuelve al cálido infierno que nos toca vivir estos días, y es que el bueno de Wane, con su hipnotizante baile de la serpiente, empieza a descubrir lo que es el calor de la España despoblada. Lo grande de tocar en una pequeña sala es que siempre hay algún parroquiano atento que salga en tu ayuda y te descubra las bondades del calimocho. Peligrosa combinación, Wane, ya te avisamos. Peligrosa pero muy apetecible.

Find My Way Home nos devuelve a su segundo y rabioso trabajo, y la contagiosa intro de Run 4 Cover, cantada a pleno pulmón por el público, se convierten en auténticos nuevos clásicos de la noche binefarense.

Salvation continúa con el repaso a su trabajo Hurricane de 2015, una auténtica delicia, del que eché en falta esta noche la joya Dreams, una auténtica maravilla de himno. En fin, la próxima vez será,..

Rock and Roll Bones es otra muestra de la calidad que atesora su próximo lanzamiento, otro caramelito en forma de adelanto que agradecemos los asistentes gustosamente.

Cuando el gran Paul nos hace volar en el tiempo con las notas que abren Pinball Wizard de los eternos The Who, reconocimiento de The Jokers a los padres de todo este tinglado, sabemos que el final del espectáculo está irremediablemente cerca. Reconocimiento sentido a todas esas bandas de las que, tanto nosotros como ellos, hemos mamado y seguiremos haciéndolo, ya sea a través de sus antiguos trabajos, o cómo es el caso, disfrutando de su evolución en forma de cuarteto de Liverpool.

Night Driver y Silver City, ambos de su segundo trabajo, demuestran que el rock and roll, como ellos afirmaban en el título de su disco, está más vivo que nunca. Final por todo lo alto, con el grupo fundiéndose una vez más con el público asistente, una cercanía y entrega que no abandonaron hasta que la última nota desapareció del local.

Como comentaba mi chica al principio de esta chapa que os hemos metido, tiene mérito que, desconociendo cada una de sus canciones, tras casi dos horas de entrega sobre las tablas, The Jokers hayan conseguido convertirse en una de nuestras bandas de cabecera.

¿Casualidad? No creo.

¿Suerte? Lo dudo.

¿Trabajo, calidad y entrega sin límites? Tal vez por ahí vayan los tiros,…

Noche memorable, que cómo comentábamos, quedará marcada en la historia rockera de Binéfar. Ojalá también deje huella en la memoria de estos cuatro chavales de Liverpool (esto también me suena, donde lo he oído yo antes…?) y cuando decidan volver de gira por la piel de toro, recuerden que en una pequeña Villa de la España despoblada dejaron a un puñado de amantes de la buena música con ganas de repetir.

Y aprovechando que hemos captado tu atención y sigues con nosotros, una reflexión que nos sale al paso tras una noche tan especial.

Que las grandes-medianas-pequeñas giras se centran en las grandes ciudades es un hecho, nos guste o no.

Que aficionados a la buena música con ganas de vivirla en directo los hay por todo el estado, fuera y dentro de esas grandes urbes, también.

En este caso, que haciendo las cosas bien, la llamada Zona Oriental de Huesca puede convertirse en un lugar perfecto para que bandas de todo tipo aprovechen sus días libres entre, por ejemplo, Zaragoza y Barcelona, y se dejen caer por nuestra casa, no suena descabellado. Y para muestra, la enorme labor que Sergio Canal llevó a cabo en el vecino Monzón con su Serjos, por el que pasaron multitud de bandas, tanto nacionales como internacionales, hoy punteras y entonces emergentes.

¿Dónde quiero llegar con esto? Pues que después del bofetón de realidad que ha supuesto estos años de locura que parece estamos empezando a dejar atrás, tenemos más ganas de conciertos que se respirar, y que, visto desde fuera, nos vamos a lanzar de cabeza a cualquier propuesta mínimamente interesante que se nos ponga delante.

Así que bravo por Borja y su Sala Zeta, o por el responsable de traernos a The Jokers esta noche a Binéfar.

Tú dirás, bien, si hay ganas de salir y si es a disfrutar de un bolo, más que mejor. Pero, esas ganas son compartidas, son generales?

Si te traigo a Metallica estoy seguro que me llenas el Budokan, pero si te ofrezco a unos desconocidos, con una calidad y un futuro por delante la mar de prometedor, ¿me llenarías al menos la cabina del DJ? Por qué si no es así, tal vez no me merezca la pena jugármela por ti,…

Joder, buena pregunta,… ¿Estaríamos dispuestos?

Y otra, y ya si, te dejo pasar al siguiente artículo, seguro más interesante que este.

El Rock no está muerto, está claro. Lo que nos vamos muriendo somos los seguidores, porque nos guste o no, los años van pasando, y lo hacen para todos. Si, también para ti.

Siguiendo con los hechos, que alguno de los locos por esta música nos hallamos liado la manta a la cabeza y en su día decidiésemos traer descendencia a este loco mundo, hecho confirmado.

Que en la mayoría de los casos, nuestros gustos musicales no han sido capaces de colarse entre los cromosomas de nuestra descendencia, desgraciadamente también es un hecho probado.

Por eso, cuando en los primeros anuncios de este concierto de The Jokers se fijaba la hora de inicio a las nueve de la noche, el instinto de padre protector y corrector de gustos musicales de sus vástagos se activó y sobre la mesa se materializó el plan perfecto: salimos de currar, nos uniformamos para la ocasión de riguroso negro y directos a la Sala Zeta. Dos horas de buen rocanrol, confiando en el buen hacer de los de Liverpool, y la reconversión está servida.

Atrás quedan Rosalias y demás engendros; el contoneo y potente voz de Wane, la simpatía y maestría de Paul, junto con la pegada de Tom y Paul obrarían el milagro de la reconversión y mis hijos volverían a la senda de la buena música.

Pero no, cambio de planes y el concierto empezó pasada la medianoche. Horario algo difícil para que un niño descubra nada más allá de la almohada.

No te líes y directo al grano, ¿qué quieres decir?.

Pues eso, que empecemos a jugar con las mismas reglas que lo hacen los nuevos superventas: si a todas horas te meten por el oído al señor (??) Tangana, y cualquier chaval tiene acceso a sus poéticas letras, acerquemos el Rock, el Metal o lo que se nos ocurra a esos mismos chavales, o a l@s niños de preescolar si hace falta, en unos horarios en los que puedan estar presentes, y descubrámosles a sus maleables oídos que hay otra alternativa a los versos del AliExpress de sus ídolos.

No digo poner todos los bolos a las 3 de la tarde, y menos con el calor que hemos sufrido este verano,… Pero alguno a las 7 no estaría mal, no?

¿O se te ocurre mejor plan en familia que una buena descarga de rockandroll, un bocata y a la cama?

Ya sabes, familia que rockanrolea unida, permanece unida,…

Redacción y fotografía portada: Carlos G. Citoler
Fotografías: Pub Zeta

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