Para los que no hayan visto nunca un concierto de Arizona Baby, que no es el caso del público que acudió el pasado sábado a la Sala López, ya que con una entrada bastante notable, coreaban todos los temas desde el principio, podrían pensar al entrar que iba a ser un concierto muy tranquilo, ya que en el escenario sólo había dos guitarras acústicas, una banqueta para un guitarrista y una batería no muy grande.
Si pensaste en eso con ese panorama de calma y sosiego déjame decirte que estabas en un error. ARIZONA BABY desde un principio salen a por todas, con un ritmo y una energía que parece mentira se pueda crear con sólo esas dos guitarras. No se echa de menos en ningún momento la falta del bajo en sus temas. Guillermo Aragón, batería de la banda, ejerce un papel sobrio, pero muy efectivo. Javier Vielba, cantante y guitarrra posee carisma y un conocimiento de como animar al personal, bromeando constantemente y manejando al respetable con acierto. Por último Rubén Marrón es un guitarrista tranquilo, pero con un dominio técnico que para sí quisieran muchos que se las dan de grandes guitarristas.
Sonidos fronterizos, boogie, rasgos heredados de los grandes de la música americana y una pizca de sonidos sureños, eso es lo que nos ofrecieron durante más de hora y media en la presentación en Zaragoza de su último trabajo «Sonora», el cual vendían con una edición hasta ahora nunca vista por mí: doble vinilo, uno de cada color metidos… ¡¡¡ en una caja de pizza !!!
Así a grandes rasgos, sería lo que definiría como un concierto de los que crean seguidores. Llevan muchos años en esto, se nota, pero es que les queda cuerda para rato. Y que duren.
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS: JAVIER REMACHA